La educación en España ha
mejorado extraordinariamente en los últimos años, tal y como atestiguan los
estudios de organismos internacionales. Hoy los niveles de escolarización son
más altos que nunca en todas las etapas educativas, el porcentaje de abandono
escolar prematuro ha disminuido sustancialmente en los últimos años, y somos
uno de los países que más ha avanzado en los últimos años en rendimiento y equidad.
El resultado es que hoy disponemos de un sistema educativo con un nivel creciente
de calidad, organizado como un servicio público universal, que llega a toda la población
en condiciones de igualdad y de calidad.
Desde luego, no se entiende qué
razones, fuera de las puramente ideológicas, avalan la reforma que Wert quiere
llevar a cabo que, entre otras consecuencias, trae el fortalecimiento de la
enseñanza de la religión católica y permite eliminar la formación cívica de la
Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.
La LOMCE convierte la educación
en una continua carrera de obstáculos para los y las estudiantes, implantando
un sistema de reválidas que los segregará por itinerarios y que permitirá una
educación a dos velocidades, que en la mayoría de los casos llevará al estudiante
a convertirse en mano de obra barata. Así mismo, limita la participación democrática
del profesorado y de los padres y madres del alumnado en sus centros educativos.
El anteproyecto, además, no contempla el grave perjuicio que sufrirán Comunidades
como Andalucía – en la que se garantiza la gratuidad de los libros de texto –
ya que modifica temarios y asignaturas, así como tampoco incluye un dosier con los
detalles de la financiación de dichas medidas.
Los recortes también han llegado
a la universidad en forma de aumento de las tasas universitarias, aunque ya se
está hablando de suprimir facultades e incluso algunas universidades. (léase el
Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril). Todas estas medidas suponen un detrimento en la educación y formación de los
futuros profesionales que en un futuro muy próximo dirigirán y liderarán este
país. Este proceso de mercantilización
de la Universidad converge con la línea general de sus políticas: la
destrucción de los derechos ciudadanos se ejercita al mismo tiempo que se
blindan los privilegios de las minorías económicas. Los recortes en servicios
públicos sirven para pagar rescatar bancos y pagar una deuda ilegítima.
Las Juventudes Socialistas de
Andalucía no vamos a permitir que se destruya la Educación Pública, como tampoco
concebimos que se vayan a hacer todas estas reformas sin contar con la
Comunidad Educativa, siendo la primera vez en la historia que todos los
sindicatos del cuerpo educativo, el profesorado y el alumnado así como las
AMPAS se han puesto de acuerdo en el rechazo unánime a una reforma de la Ley de
Educación. Por todo esto, porque
a todos nos afecta esta reforma educativa, desde JSA llamamos a la
movilización y a sumarse a las protestas que tendrán lugar este 9 de mayo, ya
que “donde hay educación, no hay distinción de clases”. No a la LOMCE! No al
TASAZO UNIVERSITARIO!
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