miércoles, 25 de abril de 2012

Guernica. Dolor al rojo vivo

Con estas cinco palabras describió Rafael Alberti el balance del bombardeo de la ciudad de Guernica el 26 de abril de 1937.

No podemos olvidar, no debemos hacerlo, y mucho menos el primer aniversario del suceso sin ETA, el primero en el que la reivindicación de la paz podrá adquirir su completo significado.


Porque es importante escuchar al pasado para entender el presente y mejorar en el futuro, os dejamos con una selección de citas importantes, entre las que destacan las del chico de Guernica, Luis Iriondo:

"No digáis que Guernica fue bombardeada. Hay que decir que fue quemada por los rojos", fue el primer mensaje que recibió Iriondo, el sobreviviente, cuando regresó al lugar tras refugiarse unos meses en Francia junto a su madre y dos de sus hermanos.

"(El día del bombardeo) durante casi cuatro horas y en distintos intervalos, desde las 16.30 horas, aviones alemanes lanzaron más de 50 toneladas de bombas, destruyendo así tres cuartas partes de las construcciones de Guernica, pero dejaron intactas las fábricas y los edificios tradicionales del autogobierno vasco", dijeron los historiadores locales José Angel Etxaniz y Vicente del Palacio.

Para Iriondo, entonces de 14 años, aquellas bombas significaban el sabor de la muerte. "Cuando atravesábamos el mercado sonaron las primeras explosiones", dijo.

"La gente, asustada, corrió a los refugios". El precedente del bombardeo de Durango, una localidad a 20 kilómetros de Guernica en la que la aviación italiana había causado la muerte a 336 personas el 31 de marzo de 1937, estimuló la necesidad de disponer de una serie de refugios desperdigados por todo el poblado.

"A mí me empujaron hacía el interior de uno de ellos", dijo Iriondo. "Hacía mucho calor porque el techo era bajo y no había ningún sistema de ventilación. Tampoco había luz. Al cabo de pocos minutos, costaba mucho respirar. Intentaba aspirar el aire pero no me llegaba a los pulmones. Creí que iba a morir asfixiado".

Cuando cesaron las bombas, comprobó que "todo Guernica era una hoguera". La destrucción allanó el camino para que las tropas de Franco tomaran Bilbao apenas dos meses después. La quema de todos los registros oficiales ha dificultado el conocimiento del número definitivo de víctimas. Etxaniz y Del Palacio, autores de un estudio sobre el tema, cifran en 153 los muertos, pero creen que el número definitivo puede superar los 200.

"Cuando llegamos a Francia, leí en un periódico que habían sido 3 mil y aunque me parecieron muchos, después de haber visto lo ocurrido creí que podía ser verdad. La población de Guernica sería de 7 mil ó 9 mil habitantes", dijo al suponer, en ese entonces, cierta la cifra según la cuál habrían muerto una de cada tres personas del lugar.

"En mi casa éramos 12 personas y ninguna murió. Y mirando a las familias de mis amigos y conocidos, tampoco da ese porcentaje", agregó.

"Creo que se ha querido magnificar la catástrofe cargando las tintas en los muertos, como si estos fueran los que dieran la medida del desastre".

Dar con la cantidad de fallecidos ha sido difícil, en parte por el uso propagandístico del episodio por parte de ambos bandos. Los medios británicos amplificaron la repercusión del bombardeo y lo presentaron como el ejemplo de lo que Hitler se proponía hacer si estallaba un nuevo conflicto en Europa.

"Esta ciudad tiene hoy en día el compromiso de velar por la memoria y por una cultura de paz y convivencia, más allá de las distintas apropiaciones que se quieran hacer del bombardeo, y que nunca han tenido éxito", dice Oianguren, directora de 'Gernika Gogoratuz'.

"No debemos transmitir el pasado como una carga para el presente" .El bombardeo se recuerda también en Alemania. En 1997, el entonces presidente alemán, Roman Herzog, que estará el jueves en Guernica para recibir un premio, envió una carta a los sobrevivientes pidiendo perdón por el bombardeo.

"Aquel bombardeo, incomprensible para nosotros, no nos dejó un sentimiento de odio o de venganza, sino un deseo enorme, inmenso de paz", dice Iriondo. "De que aquello no debía suceder nunca más. Y de que de las ruinas de lo que fue nuestro pueblo, debía surgir una bandera de paz para todos los pueblos del mundo".

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